El domingo 27 de octubre de 1963 la
comunidad de Juárez y la región vivieron una jornada de luto. Dos jóvenes
juarenses, flamantes pilotos civiles, perdieron la vida al estrellarse e
incendiarse el avión que los conducía a Tandil, para presenciar la competencia
de Turismo de Carretera.
El lamentable accidente se produjo al
enredarse la máquina en los cables de alta tensión que conducían el fluido
eléctrico desde Necochea. Los jóvenes Abel Juan Miraglia y Nazario Oscar Goñi,
ambos solteros y de 22 años de edad, habían despegado del Aero Club local en un
avión Pipper, poco antes de las 9 de la mañana, con intención de descender en
la pista del Club de Planeadores de Tandil. Seguían la ruta provincial 74,
cuando al llegar al cruce de esta vía con el camino que conduce a El Gallo, no
advirtieron que se interponía en su vuelo los cables de alta tensión. El
aparato se enredó y cayó pesadamente al suelo, ante el estupor de los muchos
espectadores que habían tomado posición para ver la carrera.
Algunos testigos que se acercaron de
inmediato al lugar de la caída, afirmaron que alcanzaron a ver la trágica
escena de los infortunados jóvenes. Instantes después estallaba el tanque de
combustible y las llamas envolvían al aparato hasta destruirlo totalmente.
Una versión de un técnico de Radio Azul
que estaba ubicado a unos 150 metros del lugar, señaló que el avión intentó
pasar el cable por debajo, enganchando el mismo con el timón de cola dio una
vuelta de campana para precipitarse a tierra.
La ciudad se vio conmovida con este
trágico accidente, en el que perdieron la vida Miraglia y Goñi, ambos
pertenecientes a estimadas y antiguas familias de la ciudad.
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