El destacado periodista y escritor Rodolfo Walsh vivió cuatro difíciles
años de su infancia en nuestra ciudad y no guardaba el mejor recuerdo de
Juárez. En el libro "Cuentos completos" publicado en 1960, incluye el titulado "El 37" que narra la experiencia en nuestro partido.
Walsh había nacido en Lamarque, provincia de Río Negro, en 1927. Descendiente
de irlandeses, era el cuarto de cinco hermanos. Su padre era mayordomo de
estancia, administrador de trabajo de capataces y peones, supervisaba tareas de
ganado y siembra. En 1932 deciden mudarse a nuestra ciudad; el plan de su padre
era que sus cuatro hijos pudieran educarse y además convertirse en agricultor
empresario, trabajando una chacra rentada. Pero todo salió mal y lo dice el
propio Walsh: “El 36 fue el año de la caída. Empezó con un remate y terminó con
un éxodo, una secreta ola de pánico. Mi padre había tenido la poca suerte de
establecerse por su cuenta en plena crisis. En 1932 dejó un puesto de mayordomo
de estancia en Río Negro por una chacra arrendada en Juárez y una casa alquilada
en el pueblo. La razón de esa mudanza éramos nosotros, los cuatro hijos que
seríamos cinco al nacer mi hermana. Había que educarnos: la exigencia, que él
aceptó sin entusiasmo, era de mí madre. En cuatro años estábamos en la ruina.
Ahí fue el remate y la mudanza casi furtiva al Azul, donde acabaron con lo que
quedaba, el piano, el auto.
Fue muy brusco todo eso. Apenas tuvieron tiempo de ponernos en seguridad.
Mis dos hermanos mayores fueron a casa de la abuela en Buenos Aires; la más
chica se quedó con ellos en una pensión de la calle Moreno; con nosotros no
sabían qué hacer. Héctor tenía ocho años, yo, diez. Alguien les dijo que en
Capilla del Señor había un colegio irlandés para huérfanos y pobres. Nos llevó
mi padre. Recuerdo el día: 5 de abril de 1937. Los cambios fueron tan rápidos,
violentos, que hasta hoy me asombran. Todo estaba mal, absurdo, equivocado”.
Sin dudas los recuerdos de Walsh estaban influenciados por las
traumáticas experiencias en ese colegio irlandés, cuando habla de su educación
en Juárez. Confunde la nacionalidad de las Hermanas Azules y es ambivalente en
su caracterización cuando escribe: “En Juárez había ido tres años al colegio
religioso. Allí las hermanitas eran italianas, fascistonas, ignorantes, pero
nunca nos castigaron. A lo sumo nos proponían unos absurdos torneos de
mortificaciones que debíamos ofrendar a Cristo. Fuera de eso eran cariñosas y
casi dulces. Supongo que la diferencia consistió en que aquél era un colegio
pago, mientras que en Capilla éramos hijos de peones chacareros o desocupados.
En medio de estas tribulaciones casi no me afligió lo que al fin era el
desastre más grande”.
Las paradojas de la vida hacen que su hermana Patricia, que nació en
Juárez, tomó los hábitos y ocupó el cargo de Madre Superiora en el Colegio de
la Inmaculada Concepción durante varios años, que es al que se refiere Walsh.
A pesar de haber vivido entre los 5 y los 9 años en Juárez, Rodolfo Walsh,
en uno de sus cuentos, describe con precisión personajes y lugares que son
indudablemente de nuestra ciudad, que seguramente fueron conversaciones
insoslayables en el seno familiar.
El cuento “Cartas”, es una historia ambientada en 1930, en una estancia
bonaerense, inspirado, seguramente en su paso por Juárez donde la experiencia
familiar no fue buena. Allí habla de elecciones fraudulentas, del cura Trelles,
del club Fénix, cuando estaba frente a la plaza, y de la reconstrucción de la
Iglesia: “… El cura Trelles comenzaba a sentir el síntoma vespertino y paseaba
la vista con creciente nostalgia sobre la plaza, que se abarcaba entera desde el
segundo piso del Fénix. A las ocho quedaba todavía un poco de luz en el cielo,
y contra esa luz se recortaban negros y acuchillados los andamios que
encerraban como un bicho canasto la forma amada del templo en construcción,
sobre el espectro de la vieja iglesia que un incendio inexplicado consumió
hasta los cimientos”.
Muy interesante el relato. Traumática la experiencia de Walsh, tal vez por eso la ambigüedad. Gracias Julio.
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