Cuando los coroneles
Hilario Lagos y Cayetano Laprida se levantaron en armas contra el Gobierno de
Buenos Aires, el 1 de diciembre de 1852, este último creó un ejército en el sur
de la provincia para operar en combinación con las fuerzas que defendían
Al
tiempo sirvió en el regimiento “Extramuros” a las ordenes del general Manuel
Hornos. En agosto de 1853 por resolución del Ministerio de Guerra y Marina,
Otamendi forma en
Otamendi obtuvo la separación con fecha 16 de marzo de 1854, pero con posterioridad se aclaraba que la misma lo era de las fuerzas de línea, pero no de las milicias. Es por esa razón que, al año siguiente, lo vemos luchando contra las invasiones operando en combinación con las tropas del coronel Mitre. Luchó contra las indiadas de Catriel y Calfucurá y prestó auxilio para salvar de difícil situación al Coronel Laureano Díaz que había sido rodeado por los indios de Salinas. En esa guerra cruenta y sacrificada terminó su vida en estos campos de Juárez, cuando contaba tan solo 32 años de edad.
El entonces
Gobernador Dr. Pastor Obligado, con las firmas de sus ministros Valentín
Alsina, Norberto de
“El Teniente Coronel
Otamendi, ha sacrificado sus más bellos días al servicio de
El padre de
Otamendi, al agradecer la nota del Gobernador, en uno de sus párrafos expresa:
“Lloro excelentísimo señor, porque no puedo menos que llorar la pérdida de mi
hijo Nicanor, pero tengo al mismo tiempo la satisfacción de que él ha cumplido
hasta el último momento de su existencia, con honor y valentía, los deberes que
para con la patria le imponía su posición. V. E. lo declara francamente, y mi
corazón angustiado deja un lugar para el agradecimiento por este consuelo”.
La espada de Otamendi
Don José Otamendi,
padre del Comandante Nicanor Otamendi, le había pedido a Don Mariano Roldán,
tratara de conseguirle alguna de las prendas personales de su hijo mártir para
conservarlas como recuerdo. Roldán asumió el compromiso y cuando arriando una
tropilla rumbo a San Antonio, pudo hablar con algunos pobladores, simples
cuidadores de hacienda que vivían en toldos de cuero de potro, le comentaron
que Yanquetruz luego de la batalla se había dirigido a Azul y fue allí en donde
Roldán consiguió rescatar en una pulpería, la espada del Comandante Otamendi,
que el cacique había cambiado por vicios.
La espada se la envió a Buenos Aires, recibiendo como agradecimiento de don José M. Otamendi, una cartulina con la reproducción de los homenajes tributados por el gobierno. El uniforme del Comandante Otamendi habría sido el que usaba el cacique Yanquetruz cuando fue ultimado en una pulpería de Bahía Blanca.
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