Este juego llegó al país de la mano de la inmigración vasca y hay testimonios de su práctica en distintas modalidades, que se remontan al 1800. Era un juego popular que sólo requería como escenario una pared, por lo que muy pronto ganó adeptos. Con el crecimiento y la consolidación de la comunidad vasca se crearon alrededor de 1880, varios frontones.
Sobre fines del
siglo XIX en la actual esquina de Brown y Güemes estaba la cancha de pelota de
Toribio Martiricorena. Un frontón de históricas pujas de la pelota paleta
conocido como “La Cueva del Chancho”. Entre los más sobresalientes de entonces
estaba su hijo Omar. El escenario también fue utilizado para la actividad
boxística.
Otras canchas de
pelota paleta eran la de N. Rulé ubicada en 25 de Mayo y Antártida Argentina y
la del hotel de Pedro Ydiarte, ubicada en Uruguay entre Chacabuco y Maipú.
El diario El
Fénix de agosto del 1900 da cuenta de un partido de pelota entre “Piolín” y
José Oliva contra Santana Peralta y Martín Aguerreta, al que asiste una
extraordinaria cantidad de aficionados.
Al poco tiempo
de la adquisición por parte del club Alumni, del predio donde levantaba su sede
social, un grupo de entusiastas deportistas que practicaban la pelota paleta,
una actividad que había prendido fuerte en la juventud, reclamaban la
posibilidad de tener su propio escenario
Los muchachos de
Alumni lo practicaban en el viejo frontón de Martinicorena.
De esta manera y
junto a la sede también se inaugura, con la bendición del cura Trelles, la
cancha de paleta un 25 de mayo de 1940. Al año siguiente se inició la disputa
del “Trofeo Salvador Ebarlín”, que durante cinco años reunió al mejor nivel de
la Paleta en la Provincia. También visitaban el frontón de Alumni campeones
mundiales.
José P. Iractabal - Tomás Labayen Edmundo Speroni - Hernan Perna
Entre los
nombres de los juarenses destacados, por entonces en esta disciplina se
recuerda a Eulogio Labayén, Héctor Perna, Edmundo Speroni, Mario Chrestia, Abel
Apalategui, “Omita” y Hernán Inchausty.
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