Una característica que tenemos los argentinos es poner nombres
de personas (vivas o fallecidas) a plazas, instituciones, calles, etc. A veces
con justicia y muchas otras sin ella, inspiradas en relaciones o compromisos
afectivos, sociales o políticos.
Hay un caso muy llamativo en la provincia de Formosa, donde un
pequeño pueblo lleva el nombre de un vecino de Juárez, del que no quedan claro
sus méritos. Se trata de la localidad de “Subteniente Perín” en cercanías del
Rio Bermejo.
Es la historia de Alfredo Perín, un juarense nacido el 19 de
enero 1891, hijo de Carlos Perín y Graciana Iribarne, según acta del Registro
Civil de nuestra ciudad donde actuaron como testigos José Teuly y Urbano
García.
En 1908- Alfredo Perín ingreso al Colegio Militar de la Nación
de donde egresó, el 1º de Agosto de 1910, con el grado de Subteniente”. Su
primer destino fue el Regimiento 9 de Caballería (con asiento en la ciudad de
Formosa) donde lo designaron Jefe de Subsector A de la Gran Guardia General
Lamadrid. Allí tenían su hábitat unos 600 aborígenes comandados por el cacique
Kangukic, quienes atacaban a los que transitaban por el Río Bermejo, hechos que
originaron expediciones militares que posteriormente dieron vida a los
numerosos fortines del interior formoseño. Uno de ellos se emplazó en
“Sala-Satangui” ("lugar poblado de palo bobo" en lengua Toba) se
ubicaba en el centro-sur del departamento Patiño, a unos 17 Km. del río
Bermejo.
La historia nos cuenta que la población blanca comenzó a
instalarse en la zona proveniente de Salta, motivados por haber hallado campos
aptos para la cría del ganado. Así fue que el paraje se comenzó a llamar Fortín
Perín, en memoria del Sub Teniente Alfredo Perín, oficial perteneciente a la
guarnición fundadora.
Pareciera
que éste último sería el mérito de Perín, que solo estuvo ocho meses en el
lugar porque falleció en agosto de 1911 tras el disparo casual mientras se
encontraba limpiando su arma.
En el informe al Ministro de Guerra, el Jefe de la División de
Caballería del Chaco, Coronel O’ Donell expresaba: “Comunico a V. E. haber
fallecido consecuencia del accidente imprudencia Subteniente Alfredo Perín”.
Por su parte el Gobernador Juan José Silva, expresaba que Perín había muerto el
30 de Abril de 1911 en el interior del territorio y agregaba “...Habiendo,
además, acompañado a pie el cadáver del Subteniente varias cuadras, desde la
casa de Oficiales, frente al cuartel del Regimiento, hasta el cementerio, el
Gobernador, su Secretario y el Encargado de la Jefatura Provincial”.
A más de 1.000 Km. del lugar
donde naciera, por accidente o por imprudencia, se apagó la vida de este joven
oficial de Ejército Argentino del que, ni la dirección de Cultura de ese
municipio sabe cuál fue su actuación para que mereciera el nombre de la
localidad.
Sus restos, nunca reclamados por nadie, fueron depositados por
generosidad de un camarada de armas (el mayor Edmundo Villafañe), en el panteón
familiar a pocos metros de la entrada principal de la céntrica necrópolis. Y
allí permanecen... En cada aniversario en los actos oficiales se deposita una
ofrenda floral a los restos del Subteniente Perín en el Salón de Actos de la
Comisión de Fomento de esa localidad de unos 1.500 habitantes.
A pesar del poco tiempo en el lugar los “perineses” siguen
manteniendo su nombre original considerándolo un “homenaje a ese servidor de la
patria, vigía y pregonero de la civilización y progreso del entonces Territorio
Nacional de Formosa, como gratitud y ejemplo para las futuras generaciones”.
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