11 abr 2021

AERO CLUB

 

En los comienzos del siglo XX la actividad aeronáutica siempre generaba un gran interés motivado, y los juarenses no escapaban a esa atracción. Un primer acontecimiento ocurre en 1914, con la visita del piloto Mayor Eduardo Olivero (foto), quien se alistó en las filas italianas combatiendo en la Primera Guerra Mundial. Era oriundo de Tandil y fue un 14 de agosto que aterrizó en Juárez en una visita de cortesía que generó una gran novedad para los vecinos.

ESCUELA DE VUELO 

En 1921 la actividad de vuelo civil estaba creciendo con fuerza, y uno de los sectores más interesados en esta nueva maravilla era el de los productores agrícolas y ganaderos, quienes veían en el avión un medio de transporte interesante para regiones donde la infraestructura vial era casi inexistente. Como además disponían del dinero necesario, nuestros terratenientes se transformaron en clientes importantes para la compra de aviones de uso privado, lo que a su vez trajo aparejado el crecimiento de otro sector: el de las escuelas de vuelo del interior del país, las que muchas veces también fueron agentes de ventas de aviones.

“En Juárez, -dice la revista Noticias e Historias de la Aviación Civil Argentina- un pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires, se reunieron a fines de 1920 Marcial Castells y dos vecinos de apellido Mindus y Mapletton para conformar una empresa que se dedicaría a la enseñanza del vuelo mecánico y al desarrollo de la aviación en la zona. Se llamó Escuela de Vuelo de Juárez y se instaló en un campo de 400 por 500 metros de propiedad de Castells, ubicado a 1200 metros al noroeste de la estación del entonces Ferrocarril Sud, montándose un importante hangar con capacidad para cuatro aviones”.

“Lo curioso del caso –continúa la publicación- es que cuando el 26 de mayo de 1921 se inauguró oficialmente la escuela, también se presentó el avión con que se iban a dictar los cursos: un Central Centaur IV equipado con un motor radial Anzani de 100 hp. La instrucción estaría a cargo de un teniente piloto aviador de la Royal Air Forcé de apellido Lewis, quien habría traído y armado el avión. El interés de los habitantes de la zona fue enorme, a tal punto que muchos se anotaron para iniciar el curso, mientras que el aeródromo se transformó en un lugar de paso para muchos aviadores de la época. Concurrieron a la inauguración pilotos que ya se estaban haciendo famosos, como Guillermo Hillcoat y Julio Pedro Hansen con sendos Curtiss JN-4D y Pedro Artigau con uno de sus Sopwith 1 ½ Strutter, quienes efectuaron demostraciones de acrobacia y llevaron pasajeros en vuelos de bautismo”.

“El aeródromo –señala- funcionó con bastante éxito, pero la escuela de vuelo aparentemente no llegó a iniciar sus actividades, o si lo hizo, fue por muy corto tiempo, pues en el listado de escuelas de 1922 ya no aparece. Me arriesgaré a sugerir que quizás el Centaur IV tuvo algún percance en uno de sus primeros vuelos, lo que lo dejó fuera de servicio. Esto, sumado a la presión de una creciente cantidad de aeroclubes que se iban fundando en los pueblos y ciudades de la provincia de Buenos Aires, hizo que el negocio de las escuelas de vuelo privadas y pequeñas dejara de serlo”.

 VUELVE LA ACTIVIDAD

El 31 de marzo de 1945 fue fundado el Aeroclub Juárez, que se instaló en el predio del Aeroparque municipal, cedido por las autoridades locales, a la altura del kilómetro 136 de la ruta provincial 86. La entidad trabajó afanosamente para cumplir los objetivos del desarrollo de la actividad aérea en el distrito capacitando y brindando servicios.

Una situación atípica se planteó cuando un proyecto del Senador Eduardo Carvajal impulsaba expropiar 107 hectáreas del monte de San Antonio, en 1946 de propiedad de la familia Jacobé, para destinarlo a un parque provincial e instalar allí el aeródromo municipal. El proyecto lo aprobó la Legislatura y la Fiscalía de Estado tomó posesión del predio por el que depositó, a nombre del propietario Martín Jacobé, la suma de $ 64.000.-

La concreción del proyecto y la firma de la documentación correspondiente se concretó en septiembre de 1949, en un almuerzo que los miembros del Aero Club de Juárez hicieron al intendente Chayer. El acto de gobierno fue ratificado políticamente con la presencia del Gobernador Mercante que visitó el lugar. Pero a pesar de las mejoras que había realizado en el predio, en marzo de 1956 un decreto del Gobernador Aloe, impone el desalojo del Aeroclub y la restitución a la familia Jacobé del terreno que había sido expropiado.  

Avión siniestrado en 1963

Un lamentable accidente con un avión Piper de la entidad, ocurrido el 27 de octubre de 1963, donde perdieron la vida Abel Juan Miraglia y Nazario Oscar Goñi, ambos de 22 años, al embestir cables de alta tensión cerca de Tandil, impusieron un impasse en la actividad de la entidad hasta 1967 en que se conforma una nueva comisión encabezada por Domingo Maríngola, Homero Suárez, Enrique Di Luca y Carlos De Pietro, entre otros.

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