Uno de los protagonistas de la máxima tragedia
en los campos de Juárez fue sin dudas el cacique Yanquetruz, un tehuelche con experiencia
y capacidad para el combate, conocido por Yanquetruz “el joven”, cuyo nombre
real era José María Bulnes Llanquetruz, que tenía en su haber la inmolación del
teniente Coronel Nicanor Otamendi y 126 oficiales y soldados que comandaba, en
la batalla de San Antonio de Iraola, donde además perdieron la vida más de 300
indios.
Tan inusitada es su historia que fue el
único cacique que aprendió a leer y escribir y que signaba con su firma la
correspondencia y los tratados con autoridades. Lo más asombroso en Yanquetruz
es que de no haber fallecido a tan temprana edad, tras haber hecho las paces
con el gobierno de Buenos Aires, pudo haber sido el hombre en óptimas
condiciones de poner fin a la Confederación Indígena de Calfucurá, entonces al
servicio de Justo José de Urquiza, quince años antes de producirse su muerte.
Muchas veces falto de apoyo, librado a
su suerte y en medio de las convulsiones políticas en que se debatía el país,
Yanquetruz se consideraba desligado de la palabra de amistad con los
cristianos. Tomando el peor de los caminos se lanzaba nuevamente a una serie de
tropelías contra distintas poblaciones bonaerenses, especialmente Patagones y
Bahía Blanca. Su capacidad para
negociar, generaba ese continuo vaivén que lo llevaba del combate furioso
al pacifismo.
El triunfo en San Antonio de Iraola
consagró el prestigio de Yanquetruz hacia adentro de la población indígena.
Calfucurá, que alguna vez fue su suegro, lo celaba.
En uno de esos momentos en que pregonaba
la paz con el gobierno, en el año 1856 le escribe una carta al Comandante del
fuerte de Carmen de Patagones, Benito Villar, en donde le pide víveres, yeguas,
ropa, utensilios y una paga en efectivo para algunos de sus jefes ofreciendo a
cambio la tan ansiada paz.
Esta es la carta en cuestión para la que no usó tinta, sino sangre. La correspondencia de esa etapa, redactada por el escriba Marques Bravo, constituye un valioso muestrario de las formas políticas de la época.
A mediados de 2019 y después de un estudio realizado con los más avanzados métodos científicos, se pudo determinar que la carta del Cacique, está escrita con sangre humana. La certificación convirtió en hecho indubitable lo que era hasta entonces una leyenda de transmisión oral, dado que la hipótesis de la carta escrita con sangre la mencionó por primera vez el propio Villar cuando remitía informes al ministro de Guerra y Marina, Bartolomé Mitre.
Quedará el interrogante de saber si la sangre
era de Yanquetruz o de su escribiente José del Carmen Marques Bravo. Quizás el
motivo fue que no había tinta o que la intención era darle un tono de mayor
compromiso al contenido referido a procurar un entendimiento pacífico con el
gobierno.
El hecho científico de la utilización de
sangre humana para escribir, nos muestra que Yanquetruz era una figura
distinta, no era un hombre común, pues en su corta vida desarrolló una
extraordinaria trayectoria de relaciones sociales, políticas, de combate y
diplomacia poco usuales en su tiempo.
Este es solo un apunte sobre un personaje
increíble al que volveremos en próximos comentarios.-
NOTA: La prueba científica que da crédito a esta noticia está aquí:
Excelente informacion.No tenia conocimiento de ese documento.
ResponderEliminarMuy interesaante la información, sobre esta carta de Yanqutruz escrita con sangre humana.
ResponderEliminarSegún he leido, Yanquetruz fue adoptado de muy chico, llevado a Chile donde tgrabajóen tareas rurales e realizó estudiuos escolares. Ya adolescente se fugó y volvió al territorio argentino.
Apetitosa historia, Julio. La recopilación de tus datos son exquisitos para los Juarenses...
ResponderEliminarMuy interesante.Valiosa información.
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