En
el Juárez de 1918 las diferencias comerciales, políticas o amorosas, muchas
veces se resolvían a los tiros. En crónicas anteriores nos referimos al
asesinato del director del periódico La Verdad, precisamente en ese año, pero
hay otros hechos que describían una violencia que subyacía en algunos hombres
donde se mezclaban distintos intereses.
Para
enmarcar el hecho policial es preciso explicar que había dejado de gobernar Pedro
Diaz Pumará, después de 16 años, y se ponía en marcha el primer gobierno
radical por la intervención provincial, llevando a Marcial Castell al frente
del municipio.
Claro
que el “pumarismo” usaba cualquier conflicto para hacer oposición al gobierno
radical que tenía sus diferencias internas. Para ello utiliza a un medio
nacional afín, para hacer política. Es así que el diario La Prensa (con letra
del caudillo de Juárez) publica que en la noche del 11 de diciembre “en un
incidente producido, según versiones del primer momento por cuestiones
políticas, Lorenzo Reyes, afiliado al comité radical que responde al gobernador
de la provincia, fue muerto por Justo Leguizamón, de la fracción que sostiene
al comisionado municipal señor Marcial Castells”.
Lo
que aclara el periódico radical “La Verdad”, es que “todo el vecindario de Juárez
sabe la verdad de lo ocurrido. Nadie ignora que Reyes (alias El cabito)
trabajaba con un coche de Leguizamón y al rendir cuentas, por una diferencia de
dos pesos, Reyes agredió a su patrón obligándolo a hacerle un disparo de
revolver”. El periódico agrega:” Pumará no ha podido dejar pasar ese cadáver
sin saludarlo con su voces de mentiras y los aspavientos del escándalo”.
Para tener una idea de lo que representaban 2 pesos, debemos señalar que un sueldo promedio en 1918 era de $ 101 y el promedio diario de $ 3,70.
Al parecer, en esos tiempos las discusiones subidas de tono terminaban con la vida de uno de los protagonistas. Como se ve, esto de “tirarse un muerto” viene de antes. Ninguna de las dos partes se preocupa de la víctima y el victimario. Lo importante no es el asesinato, sino la defensa de una posición política.
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