A los 65 años de edad un 27 de julio de 1923, sorprendía
a la sociedad juarense de entonces, el fallecimiento de quien, sin dudas, fue
el mayor filántropo de Juárez: Don Cayetano Zibecchi. Un verdadero prócer
juarense, que destinó gran parte de su fortuna en vida, a obras de educación y
beneficencia social.
Son innumerables las obras en las que no dudó en poner
su patrimonio al servicio de la construcción de escuelas, bibliotecas,
instituciones sociales, asilo de ancianos, hospital y tantas otras que son orgullo
de la ciudad y que ayudaron al crecimiento de ese insipiente pueblo de
principios del siglo XX.
Seguramente la más conocida es la donación del predio de
130 hectáreas para instalar la Escuela de Artes y Oficios, que Cayetano
Zibecchi concreta en el año 1920; un decreto del mes de febrero de 1921, del
Poder Ejecutivo Nacional acepta la donación del inmueble y la suma de
doscientos mil pesos.
Al fallecer Zibecchi y mientras el gobierno nacional
se posesionara de esas tierras, eran administradas por los albaceas
testamentarios quienes cobraban arrendamientos que se han imputado a la cuenta
respectiva. “Como la superficie de ese campo es apreciable -denunciaba el partido
Socialista local- y está al pie del pueblo, llamó la atención de quienes
siempre tienen interés en aprovechar de lo ajeno, en beneficio particular
posponiendo los intereses públicos. Esa fue la razón por la cual Pedro Díaz
Pumará solicitó al ministro que lo nombrase depositario del campo y los
ladrillos destinados a la escuela industrial.”
Decíamos que los aportes y donaciones, Zibecchi los
realizó en vida, pero la herencia personal, sobre todo su campo “Las Lomas”,
que estaba en la zona de Estación Vázquez (partido de Gonzales Chaves), van a
tener una novedad en el ámbito familiar.
Cayetano Zibecchi era soltero, pero su acervo
hereditario que ascendía a los cuatro millones de pesos, es reclamado en la
justicia por un hijo natural llamado Edelmundo Oscar Zibecchi y Cigala.
La Cámara de apelaciones de La Plata por el voto de
sus miembros falló en el pleito sobre filiación natural contra la sucesión de
don Cayetano Zibecchi, quien en sus disposiciones testamentarias, instituyó a
diversas entidades, entre ellas la Dirección General de Escuelas de la
provincia, como legatarios de toda su fortuna, con exclusión de un hijo
natural, que vive en Bahía Blanca. Planteado el pleito de petición de herencia
y filiación natural, fue fallado en primera instancia en contra del hijo natural, quien recurrió
del fallo.
La Suprema Corte de Justicia, por unanimidad de votos,
el día 26 de julio de 1931, en el juicio “Edelmundo Oscar Zibecchi y Cigala,
filiación natural” resolvió: Que se ha justificado por la actora que Edelmundo
Oscar Zibecchi y Cigala tiene la posesión de estado de hijo natural del
causante Don Cayetano Zibecchi; que igualmente lo está que los padres del mismo
eran libres al tiempo de la concepción de este hijo natural; que también se ha
acreditado la filiación natural invocada. Por lo que se declara que Edmundo
Oscar Zibecchi es hijo del causante Don Cayetano Zibecchi.
Este fallo si bien, como decían los medios de
entonces,” ha producido sensación en Juárez y B. Blanca donde los protagonistas
tienen extensas vinculaciones”, no llegó a doblegar los objetivos del
filántropo.
Zibecchi, un hombre de alta influencia y de muy bajo
perfil, en su testamento pedía en forma clara y categórica en su testamento,
“que su entierro se verificará sin pompa ni lujo de ninguna especie,
prohibiendo en absoluto la celebración de todo acto religioso”.
Humildemente… un gran hombre.-
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