Cuando comenzaba el año 1953, un pavoroso y trágico incendio, que se había desatado al noroeste del distrito, se cobró la vida de un niño de 9 años.
Nada hacía suponer que las llamas ingresaran al
partido de Juárez, pero el cambio de dirección del viento, que soplaba con gran
intensidad, hizo que el fuego avanzara hacia la zona rural. Ante la inminencia de
ello se dieron las alarmas necesarias para combatirlo, pero todo fue
estéril y materialmente imposible por su extensión y la rapidez de su avance.
El desastre abarcó unas 120.000
hectáreas de los cuarteles 7, 8, 9, 10 y 14, afectando en mayor grado los
campos de la zona de Coronel Rodolfo Bunge, Mariano Roldán y Gaviña. El fuego
que tenía un frente de 20 kilómetros o más, impidió todo trabajo de defensa y
es así que fue arrasando con todo lo que halló a su paso y que no pudo ser
puesto a recaudo; ganado, sembrados, bolsas de cereales, alambrados y muchas
poblaciones, que sus moradores debieron evacuar con desesperante urgencia.
“Las pérdidas -según el diario
Tribuna- sobrepasan los treinta y tres millones de pesos, lo que indica a las
claras la proporción de perjuicios”. El fuego paró en “La Reserva” y gracias a
una ligera precipitación, cesó en nuestro partido, siguiendo rumbo hacia
Gonzales Chaves.
MUERE UN NIÑO ALCANZADO POR EL FUEGO
Hubo que lamentar la muerte del
niño Luis Cuyeu, de 9 años de edad, que mientras ayudaba a recoger ganado, junto
a su padre Luis R. Cuyeu y el vecino Victorio Bai, fueron cercados por el
fuego, tomando al niño en la parte más activa; el padre y Bai se lanzaron ante
la presunción de la tragedia y pudieron recogerlo, sin evitar graves
consecuencias. El niño a raíz de las quemaduras falleció y su padre y Bai, que
también las sufrieron, estuvieron graves, por lo que se requirió plasma humano
desecado al Ministerio de Salud a los efectos de las curaciones. En el sepelio
del niño todo el pueblo de una u otra manera expresó su adhesión y duelo. A la
amplia colaboración que se prestaron unos a otros los campesinos, debe
agregarse la de los trabajadores de
todos los gremios y de los voluntarios, camioneros y propietarios de otros
vehículos. Agreguemos que el comisario Zoppi, titular de la repartición local,
y todo el personal policial, sin desertar uno solo, se desplazaron hasta casi
heroicamente y con riesgo de su propia vida en unión de muchos de aquellos
voluntarios. La Sociedad Rural de Juárez, ante la magnitud de los daños,
gestionó el envío de un tren especial a los efectos de embarcar la hacienda
lanar que estaba en condiciones, para el Mercado de Avellaneda a los efectos de
evitar la mortandad ante la falta de pastoreo. El Comisionado Lerio Rossi, por
su parte gestionaba ante las autoridades provinciales y nacionales, apoyos para
enfrentar esta crítica situación. El 14 de enero llegó a nuestra ciudad el
Gobernador Aloe, para conocer los alcances del siniestro que también alcanzó a
Lamadrid y Laprida. El mandatario informó a los productores que el Presidente,
Gral. Perón estaba interesado en tomar medidas para dar solución al problema
creado en el sector rural por este verdadero desastre, al igual que el gobierno
de la provincia. También llegó el ministro de Salud anunciando que la provincia
se haría cargo de los gastos de atención médica de los damnificados. Por otra
parte solicitó a los productores la quema de los animales muertos por el
incendio, para prevenir focos de infección.
Cabe señalar que aún no se había
creado el Cuerpo de Bomberos Voluntarios en nuestro distrito.
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