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Luxemburgueses trabajando en San Antonio de Iraola. (Traducción: Los
agricultores aprecian la cosecha - 1891)
El propósito de crear un pueblo
Luxemburgués en Juárez, nace a fines de la década del 1880, cuando la necesidad
de mano de obra para la producción agrícola genera una ola migratoria hacia
Argentina. En 1888 el ingeniero Rómulo Ayerza, casado con María Jacobé Iraola,
se interesa en radicar una colonia de chacareros luxemburgueses en los campos
de San Antonio.
El historiador luxemburgués Claude
Way señala que más de 400 colonos deciden unirse a una empresa de asentamiento
que respalda el Padre Redentorista Jean Pierre Didier, quien se entrevista con
la familia de Rómulo Ayerza -conocida por su compromiso clerical-, “quien en
alianza con sus suegros tiene una estancia que quiere transformar en una
explotación reservada al cultivo intensivo de cereales”. Acuerdan la
reestructuración de la estancia y el sobrino de Didier, Jean-Baptiste Kirsch es
propuesto para mayordomo de San Antonio de Iraola. Las negociaciones culminaron
en 1888 cuando Kirsch visitó Argentina; allí se le informaron los términos legales que regulan las
condiciones de empleo de colonos al servicio de los estancieros Ayerza-Jacobé.
Era un contrato de alquiler con condiciones desfavorables para los colonos, que
ignoraban la realidad socioeconómica de Argentina.
Luego de 30 días de viaje, el buque
“Strassbourg”, llegó el 21 de febrero de 1889, con 372 luxemburgueses
acompañados de un profesor y por el cura
Schwebag autorizado por el obispado para supervisar la nueva comunidad que se
agrupará en una sola aldea ubicada en la estancia de Ayerza-Jacobé donde se va
a construir un pueblo que llevará el nombre de San Antonio de Iraola.
Rómulo Ayerza, un prestigioso
ingeniero estaba comprometido con esta colonización católica y había costeado
el proyecto. Construyó las casas y una pequeña iglesia. Además había carnicería
y almacén. Se sembró trigo y para la trilla ya había cuatro trilladoras
grandes. En pocos años se había avanzado en la mecanización.
Pero hacia adentro y hacia afuera
comenzaron a surgir problemas. Los colonos se quejaban porque la renta no era
beneficiosa y desconfiaban acuerdos económicos entre el Redentorista Didier y
Ayerza. Lo acusaban de recibir dinero del dueño de San Antonio que no
compartía. Además las epidemias como la de sarampión y viruela se cobró la vida
de 22 colonos que no tenían la atención adecuada.
En 1891, la comunidad luxemburguesa
decidió abandonar el asentamiento de "San Antonio de Iraola", pero la
familia Ayerza se negó a liberarlos de su contrato sin pagar el alquiler
durante los seis años completos. Se nombró a un nuevo "mayordomo"
autoritario llamado Witry. Se vio obligado a huir a Uruguay después de que
algunos colonos intentaran asesinarlo. El padre Schwebag, fue reemplazado por
un nuevo sacerdote alemán, el padre Becher, la moral de la comunidad se rompió
definitivamente. "San Antonio de Iraola" fue abandonado, a pesar de
sus obligaciones contractuales con la familia Ayerza.
El boceto propone recrear alrededor de la iglesia y la escuela, un pueblo auténticamente luxemburgués en la pampa.
Las crónicas periodísticas de
Juárez critican a los luxemburgueses “han llegado a olvidarse que se encuentran
en el país argentino y que deben acatamiento a sus leyes y subordinación a sus
autoridades” (…) “En distintas ocasiones se ha desconocido en dicha colonia la
autoridad local, llegando al extremo de haber sido expulsado por el mayordomo
del campo, el oficial de justicia que se trasladó a la colonia a notificar a
uno de sus habitantes” (…) “con los miembros de dicha colonia se cometen abusos
y explotaciones que reclaman la intervención de la autoridad competente” (…)
“se les impone como obligación el cultivo de 100 hectáreas, cuyo producto
tienen que entregar al cura que sostiene la farsa religiosa”.
La comunidad luxemburguesa duró
apenas tres años. Las causas del fracaso fueron, la crisis económica de la
década de 1880, donde los agricultores se enfrentaron repetidamente a malas
cosechas, y la relación financiera entre el estanciero y los colonos que
empeoraron. Al final Ayerza acordó liberarlos de sus contratos de tenencia.
Disuelta la colonia quedó en poder de los chacareros, el material de labranza,
y los caballos para que pudieran reiniciar sus actividades donde tuvieren
mejores perspectivas. Estas familias se afincaron en el partido de Tres
Arroyos.
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