Las historias de nuestro pueblo y sus protagonistas, siempre nos dan “tela para cortar”.
Un personaje muy complejo que llegó a nuestro partido en 1918, fue Emilio
Gardey, uno de los hijos del hombre que compró tierras en la zona de Chapaleofú
conocida como Pilar y que luego se nominó Gardey, porque era su propietario don
Juan. La extensión del ferrocarril, al establecer la estación mantuvo el nombre
de Gardey en el partido de Tandil.
Emilio, tras la muerte de su padre, hereda más de 5 mil hectáreas que
divide con su hermano, en una zona muy privilegiada por el paisaje y la
productividad de sus tierras. Su hermano construye la estancia “La Horqueta” y
Emilio la llamada “Estancia Chica”.
En 1918 la situación política en Juárez era compleja porque a Pumará le
habían intervenido el gobierno con el radical Marcial Castell, lo que
imposibilitaba los manejos del poder y sobre todo en los temas judiciales.
Emilio Gardey, era un porteño que tenía ambiciones de figuración
política, que en el ámbito tandilense no podía concretar. Conoció a Pumará,
quien vio en él un vehículo para intentar manejar la justicia juarense. Tenía
un apellido solvente, pero una moral un tanto dudosa.
Pumará por entonces ya era radical, pero un radical “no deseado” por los
correligionarios juarenses. Sus contactos y simpatía con el ministro de
Gobierno provincial hicieron posible una maniobra audaz: nombrarlo Juez de Paz.
Consiguió Gardey un papel con ese nombramiento, y según el diario
tresarroyense “Del Pueblo”, se apersonó en el Juzgado, acompañado de Juan Cesáreo
Vittor y Felipe Sánchez dispuestos a hacerse cargo de dicho Juzgado, exhibiendo
un nombramiento que no le fue reconocido por el juez actual, señor Antonio
Aroza, por no estar legalizado”. Mientras esto ocurría el presidente del comité
Radical Máximo Pérez, que se hallaba en La Plata, comunicó a sus amigos de
Juárez que el gobernador no tenía dispuesto reemplazar al Juez Arosa.
La corresponsalía local del diario capitalino La Prensa, operada por
Pumará, publicaba que “Emilio Gardey nombrado Juez de Paz, no consigue que le
sea entregado el juzgado, no obstante haberse presentado repetidas veces. El
Comisionado Municipal Marcial Castell, se niega a recibirle juramento, por lo
cual el señor Gardey ha solicitado el auxilio de la fuerza pública para poder hacerse
cargo de la repartición”. La policía no tomó con seriedad el pedido de Gardey
que estaba sospechado en su conducta.
POR UN SUPUESTO ROBO EN SU ESTANCIA, GARDEY FUE DETENIDO
Digna de una novela policial fue la trama inventada por Emilio Gardey, simultáneamente
con su intención de ser Juez, denunciando un robo de joyas en su estancia. Los
motivos podrían haber sido derivaciones de una sucesión, o la simulación para
victimizarse…nada quedó claro.
Los hechos que publicó la prensa y desbarató el Juez Vásquez de Bahía
Blanca, ocurrieron cuando Emilio Gardey convocó a tres ex peones de la estancia
de su hermano “La Horqueta” para simular un asalto. Los convocó les explicó el
plan y les dio los elementos para la simulación como ropa de policías, armas y
llaves. A cambio de “trabajo” prometió darles dinero y vivienda en la estancia.
A los pocos días, Gardey presentó una denuncia de haber sido victima de un
asalto por parte de una cuadrilla de individuos disfrazados de policías y le
habían robado alhajas por valor de $ 150.000.- El caso por su aparente gravedad
hizo bajar al Jefe de Policía provincial, ante quien Gardey le dio nombres de
los sospechosos. Las tres personas que él había convocado, los que fueron
detenidos y llevados al calabozo. A ese lugar fue Gardey para tranquilizarlos y
prometerle la salida en libertad. Cómo ello no ocurría los acusados pidieron
declarar nuevamente ante el juez y contar la verdad, porque el simulacro no
ocurrió y se puedo comprobar que esas personas estaban en Vela y no se habían
movido de allí.
La situación terminó con la detención de Emilio Gardey, quien vio
esfumarse su sueño de ser el Juez de Paz de Juárez.
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