Entre
el “desierto” y la Recoleta
En
los tiempos de la fundación del partido y del pueblo no es fácil imaginar la
ductilidad de esos pioneros, como Mariano Roldan, que alternaban escenarios tan
distintos como contrapuestos. De la pampa agreste y primitiva, pasando por
precarios despachos de un Juzgado de Paz, cruzando la frontera para construir
una estancia, hasta la Recoleta, fue la escenografía que acompañó en su vida al
fundador del partido.
La
actuación de Mariano Roldán en la zona y principalmente en las campañas de
Juárez se prolongó hasta el año 1883, fecha en que se ausenta con su familia
para fijar domicilio definitivo en Buenos Aires. No obstante, eran permanentes
los viajes a su estancia “Sol Argentino” cuyas casi 14.000 hectáreas,
demandaban su presencia.
Cuando
decide su residencia definitiva en la Capital Federal lo hace adquiriendo una
verdadera joya arquitectónica que estaba ubicada en el barrio de Recoleta, en
Pacheco de Melo 1032 (Melo 32 en esos tiempos) y había sido diseñada por el arquitecto Gaspard Bornhauser, un
profesional suizo de formación francesa, perteneciente a la tradición
arquitectónica de la Escuela de Bellas Artes de Francia.
El
estilo era el conocido como petit hotel que se definía en el siglo XIX como un tipo de residencias urbanas no permanentes de la
alta burguesía o la aristocracia. Los propietarios las utilizaban durante
el período en que sus obligaciones laborales o sociales, en especial la temporada de visitas, requerían su
presencia en la ciudad. Durante el resto del año, residían en sus propiedades
rurales.
El término hotel no está directamente
relacionado con la acepción que la palabra tiene actualmente en español,
sino a su sentido original de alojamiento en general. Un petit
hotel estaba destinado para el alojamiento de una familia y la servidumbre.
Sin embargo, nada tienen de pequeños para los criterios actuales.
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