4 jul 2022

EL CARTERO DE EVITA PARA ECHAR A CARVAJAL

 


   Eduardo Carvajal fue un destacado periodista, creador del Diario Patria Nuestra y un político reconocido por sus virtudes, habiendo llegado a ocupar el cargo de Senador provincial por el peronismo, a partir del cual concretó numerosos proyectos educativos para nuestro distrito.

   Su ascendente carrera política podría haber llegado muy lejos, pero el haber sido el hombre de confianza del Gobernador Mercante, le jugó en contra.

   Dentro de la historia del peronismo el coronel Domingo Mercante jugó un rol preciso y fundamental. Desde el ingreso de Juan Domingo Perón a la arena política, Mercante fue su fiel aliado. Su peso político hizo que el Partido Laborista presione a fin de lograr que el Coronel fuese el candidato a Gobernador bonaerense; de esta forma, en las elecciones, Mercante obtuvo, en proporción, más votos que Perón. Con el transcurrir del tiempo, la figura del Coronel -“el corazón de Perón”, tal como Evita lo denominó-, fue tomando un impulso mayor colocándose como el “sucesor natural” de Perón.

   Conforme a la solidificación del peronismo como movimiento, y ya instaurado el “dogma peronista”, el “corazón de Perón” comenzó a latir más lento hasta detenerse. Así, al comenzar el segundo momento peronista Carlos Aloé ocupó el puesto de gobernador provincial.

   Eva Duarte encabezó la estrategia para sacar de la carrera política a Mercante, que por sus características dialoguistas tenía un buen consenso en el electorado y podía hacerle sombra al General.

   En ese marco, en marzo de 1951 piden la intervención del peronismo de Juárez, designándose como interventor de ese partido a Juan Broqui. Esta intervención marca de alguna manera una sanción al accionar de Eduardo Carvajal, hombre de Mercante. En los primeros días de agosto de ese mismo año renuncia el Intendente, Héctor Chayer y la totalidad del bloque justicialista que integraban Alfredo Saintout, Esteban Riganti, Pedro Parola, Roberto Bianchi, Juan Garamendy y Alfredo Mazzuchi. El motivo era dar respaldo a Carvajal, conductor del peronismo en Juárez, quien también renuncia como Senador, cargo que ejerció durante cinco años.

   Carvajal presenta su renuncia el 23 de abril de 1951 ante el Vice Presidente del Bloque de Senadores Peronistas, señalando que “Ante los hechos políticos locales que están culminando con el propósito de avasallar la autonomía municipal, hágole llegar mi renuncia indeclinable como Presidente de Bloque, cargo que desempeñara durante cinco períodos por voluntad exclusiva de los señores senadores”.

   La comunidad lamentaba la noticia y hasta el diario Tribuna, de orientación Radical elogiaba la gestión del intendente peronista Chayer.

   Tras las renuncias, la intervención gestiona y concreta una entrevista a una delegación de obreros de Juárez con Eva Duarte de Perón. Esta ocurre un día después de la renuncia de Carvajal, lo que marcaba el interés de Evita en sancionar a los seguidores de Mercante. Para reforzar la autoridad del interventor, llega a Juárez el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Héctor Cámpora quien protagoniza un acto en la esquina de Libertad y Lavalle, el 19 de agosto.

   Las elecciones del 11 de noviembre de 1951, en el plano local, las pierde el peronismo a manos de la UCR que postulaba a Juan Salenave como intendente. Fue la gota que rebasó el vaso.

EVITA LO ECHÓ A CARVAJAL.

   Cuando Eduardo Carvajal asumió como Senador provincial, entre los colaboradores que llevó de Juárez, se encontraba Pascual Martín Valinote, el hijo del churrero, un hombre con escasa formación, a quien nombró ordenanza del Senado. Cuando Carvajal se pelea con Evita, lo llevan a Pascual Valinote a la Casa Rosada y la propia Evita le entrega un sobre donde enviaba el pedido de expulsión a Carvajal por “deslealtad y traición partidaria”, al Consejo Partidario de la sexta sección electoral que estaba en Bahía Blanca. El “cartero” lógicamente no conocía el contenido de la carta.

   A Valinote lo suben en un avión, en el que también iba el Gobernador, con rumbo a Bahía Blanca y lo bajan con un custodio, para entregar el pedido de expulsión que firmaba Evita. A la tarde lo regresan en el mismo avión, que hace una escala en el aeródromo de Juárez que se encontraba frente a San Antonio de Iraola y lo vuelven a llevar ante Evita, que quería saber si había entregado la carta sin inconvenientes.

   Pascual Valinote fue, sin saberlo, el cartero de las malas noticias para su jefe; siguió en el Senado hasta 1955 que lo despidieron,  y desde 1957 trabajó como albañil  por 30 años con los hermanos Raya, conocidos constructores de Juárez, que corroboraban sus dichos. Inocentemente, la madre de Pascual, Filomena, cuando veía pasar un avión, salía al patio y decía: “ahí viene Pascual…”

   El 16 de noviembre el consejo superior del peronismo había expulsado del partido a Eduardo Carvajal, al ex intendente Chayer, al delegado de Tedín, Ialmar Wulff, al señor Ciminelli y al señor Antonio Alfonsi por “deslealtad y traición partidaria”, imputaciones que son rechazadas de plano por los ex funcionarios peronistas. Conocida la resolución, fuentes de la agrupación afirmaban que las pruebas determinantes son los resultados comiciales, donde se atribuye a una maniobra derrotista, la pérdida de la elección municipal.

 

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