Eduardo Carvajal fue un
destacado periodista, creador del Diario Patria Nuestra y un político
reconocido por sus virtudes, habiendo llegado a ocupar el cargo de Senador
provincial por el peronismo, a partir del cual concretó numerosos proyectos
educativos para nuestro distrito.
Su ascendente carrera política
podría haber llegado muy lejos, pero el haber sido el hombre de confianza del
Gobernador Mercante, le jugó en contra.
Dentro de la historia del
peronismo el coronel Domingo Mercante jugó un rol preciso y fundamental. Desde
el ingreso de Juan Domingo Perón a la arena política, Mercante fue su fiel
aliado. Su peso político hizo que el Partido Laborista presione a fin de lograr
que el Coronel fuese el candidato a Gobernador bonaerense; de esta forma, en
las elecciones, Mercante obtuvo, en proporción, más votos que Perón. Con el
transcurrir del tiempo, la figura del Coronel -“el corazón de Perón”, tal como
Evita lo denominó-, fue tomando un impulso mayor colocándose como el “sucesor
natural” de Perón.
Conforme a la solidificación
del peronismo como movimiento, y ya instaurado el “dogma peronista”, el
“corazón de Perón” comenzó a latir más lento hasta detenerse. Así, al comenzar el
segundo momento peronista Carlos Aloé ocupó el puesto de gobernador provincial.
Eva Duarte encabezó la
estrategia para sacar de la carrera política a Mercante, que por sus
características dialoguistas tenía un buen consenso en el electorado y podía
hacerle sombra al General.
En ese marco, en marzo de 1951
piden la intervención del peronismo de Juárez, designándose como interventor de
ese partido a Juan Broqui. Esta intervención marca de alguna manera una sanción
al accionar de Eduardo Carvajal, hombre de Mercante. En los primeros días de
agosto de ese mismo año renuncia el Intendente, Héctor Chayer y la totalidad
del bloque justicialista que integraban Alfredo Saintout, Esteban Riganti,
Pedro Parola, Roberto Bianchi, Juan Garamendy y Alfredo Mazzuchi. El motivo era
dar respaldo a Carvajal, conductor del peronismo en Juárez, quien también
renuncia como Senador, cargo que ejerció durante cinco años.
Carvajal presenta su renuncia
el 23 de abril de 1951 ante el Vice Presidente del Bloque de Senadores
Peronistas, señalando que “Ante los hechos políticos locales que están
culminando con el propósito de avasallar la autonomía municipal, hágole llegar
mi renuncia indeclinable como Presidente de Bloque, cargo que desempeñara
durante cinco períodos por voluntad exclusiva de los señores senadores”.
La comunidad lamentaba la
noticia y hasta el diario Tribuna, de orientación Radical elogiaba la gestión
del intendente peronista Chayer.
Tras las renuncias, la
intervención gestiona y concreta una entrevista a una delegación de obreros de
Juárez con Eva Duarte de Perón. Esta ocurre un día después de la renuncia de
Carvajal, lo que marcaba el interés de Evita en sancionar a los seguidores de
Mercante. Para reforzar la autoridad del interventor, llega a Juárez el
presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Héctor Cámpora quien
protagoniza un acto en la esquina de Libertad y Lavalle, el 19 de agosto.
Las elecciones del 11 de
noviembre de 1951, en el plano local, las pierde el peronismo a manos de la UCR
que postulaba a Juan Salenave como intendente. Fue la gota que rebasó el vaso.
EVITA LO ECHÓ A CARVAJAL.
Cuando Eduardo Carvajal asumió
como Senador provincial, entre los colaboradores que llevó de Juárez, se
encontraba Pascual Martín Valinote, el hijo del churrero, un hombre con escasa
formación, a quien nombró ordenanza del Senado. Cuando Carvajal se pelea con
Evita, lo llevan a Pascual Valinote a la Casa Rosada y la propia Evita le
entrega un sobre donde enviaba el pedido de expulsión a Carvajal por “deslealtad y
traición partidaria”, al Consejo Partidario de la sexta sección electoral que
estaba en Bahía Blanca. El “cartero” lógicamente no conocía el contenido de la
carta.
A Valinote lo suben en un
avión, en el que también iba el Gobernador, con rumbo a Bahía Blanca y lo bajan
con un custodio, para entregar el pedido de expulsión que firmaba Evita. A la
tarde lo regresan en el mismo avión, que hace una escala en el aeródromo de
Juárez que se encontraba frente a San Antonio de Iraola y lo vuelven a llevar
ante Evita, que quería saber si había entregado la carta sin inconvenientes.
Pascual Valinote fue, sin saberlo,
el cartero de las malas noticias para su jefe; siguió en el Senado hasta 1955
que lo despidieron, y desde 1957 trabajó
como albañil por 30 años con los
hermanos Raya, conocidos constructores de Juárez, que corroboraban sus dichos. Inocentemente,
la madre de Pascual, Filomena, cuando veía pasar un avión, salía al patio y
decía: “ahí viene Pascual…”
El 16 de noviembre el consejo
superior del peronismo había expulsado del partido a Eduardo Carvajal, al ex
intendente Chayer, al delegado de Tedín, Ialmar Wulff, al señor Ciminelli y al
señor Antonio Alfonsi por “deslealtad y traición partidaria”, imputaciones que
son rechazadas de plano por los ex funcionarios peronistas. Conocida la
resolución, fuentes de la agrupación afirmaban que las pruebas determinantes
son los resultados comiciales, donde se atribuye a una maniobra derrotista, la
pérdida de la elección municipal.
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