20 feb 2022

A LOS TIROS EN EL ZAGUÁN. LOS MOTIVOS

 


Entre los mil entreveros en que anduvo el cura Trelles, es conocido el enfrentamiento a tiros con el odontólogo Miguel Saibene. Claro que las causas habían generado numerosos interrogantes que no podían ser develados. Algunos sospechaban problemas “de polleras”, otros atribuían a críticas del sacerdote que habían herido el honor del odontólogo y la que más sustento encontraba era el uso de influencias políticas de Trelles para poner obstáculos a la carrera eclesiástica del presbítero Dr. Francisco Saibene, hermano de Miguel. Nada de eso fue así. Fuentes familiares directas nos aclaran los motivos que detonaron el enfrentamiento.

Seguramente la relación entre ambos no era la mejor. El de Trelles no era un temperamento demasiado estable, y la reacción del joven odontólogo de 28 años un tanto desmedida. Fue así que el 11 de octubre de 1942 el profesional, muy alterado fue a la casa de Trelles, ubicada en Belgrano y M. Roldán y le disparó un tiro sin que llegara a herirlo, en un confuso episodio.

La versión de Trelles



La revista “Nosotros” que dirigía Trelles, da su versión sin el nombre del agresor. “Siendo las 13,15 -dice la publicación escrita en tercera persona seguramente por el propio Trelles- del pasado domingo, en el momento en que nuestro cura entra en su habitación para descansar, siente que para un automóvil, oyendo de inmediato estrepitoso golpes, en la puerta de la calle acompañados de murmullos que no se podían percibir".

"Creyendo el cura que se trata de algo urgente, sale por la puerta que da al zaguán para abrir la de la calle, encontrándose con un hombre quien, en visible estado de nerviosidad, pronunciando palabras amenazadoras y de lo más soez, le hace fuego con un revólver entrándole una de las balas en el cuello cerca de la carótida, por el lado izquierdo con orificio de salida por el derecho. Los otros disparos no podría precisar el cura como los esquivó. La cocinera, señora de Ledesma y el chofer señor Finelli, así como la demás servidumbre atraídos por el estrépito que se había hecho en la puerta y el estampido de las balas que le siguieron después, corren precipitadamente al lado del cura, por otra de las puertas de su habitación, pues no podían hacerlo por el zaguán, temerosos de que alguna bala los pudiera alcanzar. Al ver Finelli que el cura estaba herido, corre de nuevo, mientras el Teniente Cura Pbro. Russo que acababa de llegar, llama por teléfono a un médico sintiéndose, ya en la calle, otra nueva detonación.”

El parte policial

En tanto la información policial señalaba que a las 13,30 en el domicilio del cura se produjo un incidente en el que fueron principales protagonistas Trelles y  Saibene. “El Dr. Saibene, al llamar a la puerta de la calle fue atendido por el cura Trelles, produciéndose inmediatamente varias detonaciones de armas de fuego. Momentos después el Dr. Trelles era conducido al sanatorio local, donde el Dr. Tulio Martini constató que solo presentaba herida de bala en el costado izquierdo del cuello y con orificio de salida lado derecho, siendo la misma de carácter leve. El Dr. Saibene se constituyó en detención manifestando que al concurrir al domicilio de Trelles por un asunto personal, este le apuntó con un revólver, hizo algunos disparos, sin precisar cuántos, con algunos de los cuales lesionó seguramente a aquel, manifestando que Trelles también usó su revólver sin dar en el blanco. (…) Además se procedió a la detención del chofer del doctor Trelles, llamado Miguel Antonio Finelli por haber establecido que también efectuó disparos de revólver contra Saibene”.


Los comentarios

Más allá del escándalo que significó este hecho, al parecer los protagonistas no tenían intención seria de matar. Si tenemos en cuenta que fueron tres personas a los tiros en un zaguán, y solo un raspón alcanzó al sacerdote, es evidente que o no querían lastimarse, o tenían muy mala puntería.

El diario Tribuna, cataloga el hecho como “… un episodio de los tantos en que la figura central ha sido la del nombrado fraile. La población de Juárez ya no se hace cruces por los acontecimientos que provoca el personaje, se ha resignado a aceptarlo tal como es, con su mentalidad y con su temperamento…”

Por otro lado el sacerdote en su revista afirma que no ha hablado con dicho hombre ni siquiera cuando lo agredió, ni lo veía desde hace años, por la vida de retraimiento que hace, “lo que puede constatarse con el testimonio de todo este pueblo”. Agrega que las diferencias entre hermanos no se resuelven a balazos “y menos con el Padre Trelles, que es víctima por su exceso de bondad”. Más adelante se pregunta “¿Qué causas íntimas pueden haber mediado? ¿Qué honor y que dignidad pudo haber sido ultrajado?... ¿Hizo uso de armas el Cura? El cura dice que su única arma es el crucifijo. ¿Qué dicen las cartas que tiene el agresor, cartas que han sido dirigidas por el cura a sus hermanos y hermanas en las que está incluido él mismo? El cura dice que esas cartas le honran grandemente y que hay que darlas a conocer".

LAS CAUSAS REALES

Saibene en los inicios del ejercicio de su profesión, publicaba su aviso en todos los periódicos de Juárez, ocurre que cuando ya era conocido en el medio y había estabilizado su trabajo, decide reducir los avisos, rotandolos en un solo medio por mes. Esto afectó a la revista "Nosotros" del cura Trelles, que cuando le tocaban el bolsillo, reaccionaba muy mal. Como venganza por haber levantado el aviso, Trelles le envía una carta reclamando a Saibene el pago del funeral de su padre, algo que ya había cumplido en su momento el odontólogo. Este fue el motivo que desestabilizó al profesional y provocó el enfrentamiento. Trelles tenía tarifado los funerales y sus valores en muchos casos  superaban a los de la Catedral de Buenos Aires.

Helvio Botana, en sus memorias y sobre este episodio escribe: “Acudí a verlo y lo encontré muy triste, pues consideraba ese hecho como un llamado de atención para la expiación de sus pecados, y luego de un momento de reflexión comentó “y me tiró estando yo desarmado”… otro pecado más del cura.

Fuentes familiares también cuentan que habían pasado muchos años cuando Saibene y su esposa paseaban por la Avenida de Mayo, en Buenos Aires y se cruzan con Trelles, ya muy viejito y con dificultades para caminar, se reconocen y lo ayudan a cruzar la calle. Nada se habló de aquel episodio. Habían sido muchos e intensos los del sacerdote como para recordarlo. Se despidieron afectuosamente como perdonándose esos pecados de juventud.

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