Los negocios de las tierras que fueron conformando el partido de Juárez
ocurrieron a mediados del siglo XIX y era desde el pueblo de Azul, donde se
concretaban las transacciones. En décadas anteriores vastos territorios eran
concedidos a quienes ejercían el poder militar o político como Prudencio Rosas,
el hermano de Juan Manuel de Rosas, que tenía decenas de miles de hectáreas en
la región, y también de prósperos comerciantes, como el sobrino de Manuel
Belgrano.
El general, creador de la
bandera, fue protagonista de dos romances intensos, uno con María Josefa
Ezcurra y otro con María de los Dolores Helguero Liendo.
De la segunda relación,
frutos de aquellas pasiones, nació Manuela Mónica Belgrano, la hija tucumana de
uno de los principales impulsores de la Revolución de Mayo.
Si bien
dicen que Manuela Mónica fue cortejada por Juan Bautista Alberdi, lo cierto es
que ella, finalmente, se casó con su primo Manuel Vega Belgrano, un importante
comerciante de Azul, con quien tuvo tres hijos: Carlos, Manuel y Flora.
Precisamente con la familia del General, don Mariano Roldán negoció gran
parte de las tierras del “Sol Argentino”.
El fundador del partido era una persona muy informada y tenía capacidad
de proyectar su actividad en el negocio rural. Utilizó con astucia los
beneficios de la Ley de 1857 sobre arrendamientos rurales, que buscaba ordenar
y regularizar la situación caótica de las tierras públicas de la
Provincia.
En 1858 Mariano Roldán deja la ciudad para consagrarse a las tareas
rurales en el establecimiento San Rufino, en campos de Azul. Al advertir los
beneficios de la ley para quienes se establecen fuera de la frontera, donde no
pagan arrendamiento, en 1862 liquida su habilitación de esa estancia fundando
en pleno desierto, su primer establecimiento al que nombra de “El Porvenir”;
una avanzada de la civilización hacia donde miraron con curiosidad los
valientes pobladores de la zona. Desde allí Roldán despachó numerosas
comunicaciones años después, en su carácter de Juez de Paz y Comandante
Militar.
Los terrenos ubicados al exterior de la línea de frontera podrían ser
concedidos por término de 8 años, sin pagar arrendamiento. A medida que se
ampliaba la frontera, se caían los beneficios de El Porvenir, por lo cual
Roldán, con muy buena visión para los negocios, transfiere su propiedad a
Anacleto Urioste, Nicolás Benítez y Andrés Fernández.
Antes de ello ya había adquirido las tierras para instalar la estancia
“Sol Argentino”, fuera de la línea de frontera. Era un muy buen negocio, pero
se arriesgaba la vida, porque las incursiones indígenas, con menor frecuencia,
seguían ocurriendo.
En 1860 lo que finalmente sería el terreno de la estancia de Roldán,
tenía cuatro arrendatarios: Juan Hornos, Franco Maldonado, Gregoria Balderramos
viuda de Blas Hornos y Manuel Vega Belgrano el esposo de Manuela Mónica, por
entonces, además de primo, yerno del creador de la bandera.
En 1872 Roldán, busca extender su territorio hacia el sur en dirección a
las lomadas y laguna de Kalilun-kul. Ese año el Gobernador de la provincia le
otorga la escritura de propiedad de los campos que pretendía Roldán, a Manuel
Vega (Bega en la escritura) Belgrano. Las negociaciones comenzaron con Manuel y
siguieron con los herederos, que eran los nietos del general Belgrano. Primero
le compra a Flora Vega de Belgrano y luego a su hermano Carlos, un total de 8.099
hectáreas.
Roldán ordena los distintos cuadros de su establecimiento, adquiriendo
franjas sobrantes que el Estado otorgaba a los arrendatarios linderos sumando
unas 15 mil hectáreas en total, concretando la traza definitiva de esta
estancia, que es un mojón trascendente de la historia juarense. -

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