25 ago 2022

EL HERMANO EXPLORADOR DE MARIANO ROLDAN

 



    Un ejemplo del espíritu emprendedor de la familia Roldán, que se suma al del fundador Mariano, es el de uno de sus hermanos: Natalio.

    Comerciante porteño, Natalio Roldán, dedicaba todos los años algunos meses a explorar el Chaco, sumando más de 20 excursiones a esa región inhóspita. Sus andanzas le hicieron descubrir las posibilidades de la región chaqueña, de un enlace efectivo a través de los ríos con los puertos del sur. Con el acompañamiento de su esposa Genara Núñez y su hermano Rufino, fundó la "Compañía de Navegación a Vapor del rio Bermejo.

    Los conocimientos de Roldán sobre la zona que bañaba el Bermejo eran muy amplios. En sus excursiones por esa salvaje geografía, había afrontado el clima, la soledad, el aislamiento, la naturaleza hostil y los indios, todo lo que justamente quería superar en forma definitiva: terminar con la marginación de zonas riquísimas.

El Presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento, le manifestó su voluntad de apoyarlo en cuanto fuera posible.

    Los argumentos utilizados, su capacidad y empuje, la vitalidad con que afirmaba sus ideas, permitieron que Natalio Roldan fuera venciendo resistencias, hasta que quedó constituida formalmente la "Sociedad de Navegación a Vapor del río Bermejo" en 1869, para explorar el rio Bermejo, estudiar su navegación y colonizar el Chaco.

    Pero el capital reunido no alcanzaba para tamaña empresa. Entonces apareció don Francisco P. Molina, cuyo prestigio y capital permitieron reunir los fondos necesarios. También se sumó con entusiasmo, un hermano de Natalio, Rufino Roldan.

    Por Ley Nacional, en octubre de 1869, se otorgaba a los señores Roldan y Matti la concesión específica para canalizar y navegar el Bermejo.

     Natalio Roldan tenía instalada una casa de remates en Asunción del Paraguay, y recibía mercadería que desde Buenos Aires le enviaba su hermano Vicente. Contrataron técnicos e ingenieros y partieron hacia el Bermejo en el primer barco que tuvo la compañía que, emulando a la estancia de su hermano en el partido de Juárez lo llamó "Sol Argentino".

    En febrero de 1871, remontaron el Paraná, entraron al río Uruguay, y al pasar por Humaitá recogieron a Natalio Roldan que los estaba esperando, atacado de paludismo: regresaba de Asunción, adonde habla ido a liquidar su negocio.

En marzo entraron al Bermejo, iniciando con el turbio y traicionero río una lucha que se prolongaría años. Una bajante comenzó a crearles dificultades al alcanzar la mitad del recorrido prefijado. Faltaba profundidad, los bancos de arena hacían dificultoso el avance, hasta que el vapor se detuvo hundida la quilla en la arena, en medio del rio. El Ingeniero Page manifestó la absoluta imposibilidad de seguir navegando: de hecho, consideraba fracasada la expedición. Pero Roldan tenía una voluntad indoblegable: envió un Informe a la Compañía, a Buenos Aires, y él partió en un bote hacia Fortín Rivadavia. Llegaron después de ocho días de remar, agotados, sin víveres, habiendo soportado el ataque de los  indios.

    Con ayuda del gobierno de Salta y refuerzos de Buenos Aires,  Roldan estableció su base de operaciones en tierra, dispuesto a vencer cualquier obstáculo. Había que conquistar a los indios, a quienes la sola presencia de los blancos irritaba. Pero Roldan sabía cómo tratarlos. Conquistó a los caciques, demostrándoles que no llegaba en son de pelea, que sería su amigo. Logró la colaboración de algunos indígenas para limpiar una pequeña parcela sobre la costa, y les hizo significativos regalos. Aprendieron rápidamente el manejo de palas, hachas, machetes, carretillas; instaló el campamento, prosiguió los trabajos, se sumaban caciques y tribus. La desconfianza había ido desapareciendo, comenzaron a respetarlo aún los más díscolos, hasta que todos lo llamaron "patrón shilata Natalio": querido patrón Natalio.

    El sistema le permitió contar con casi dos mil indios trabajando en forma disciplinada, en diversos lugares y a veces muy distanciados.

    Ubicados los taponamientos que impedían entrar las aguas al Bermejo, y los escapes, hicieron canales, abrieron cauces, cerraron pasos. Normalizado el curso del río, el "Sol Argentino" pudo salir de su varadura y alcanzar Fortín Rivadavia.

    Llegaron de regreso a Buenos Aires el 22 de febrero de 1872, casi exactamente un año después de la partida. El viaje sirvió para demostrar la posibilidad de la empresa.

    Al naufragar el último vapor de la Compañía en el Bermejo en 1884, se cerraba un ciclo, una vastísima región del país quedaba en el olvido, riquísimas zonas de al mar.

    En la Fiesta de Gala en Homenaje a Natalio Roldan, el 15 de Mayo de 1886 el Ingeniero Luis A. Huergo, Presidente del Instituto Geográfico Argentino dijo: "Hay personalidades descollantes que se conocen por sus nombres, y hay hombres que se conocen por sus obras que la prensa divulga, a esta segunda categoría pertenece la noble y modesta personalidad del ilustre compatriota que el Instituto recibe con simpatía en este día de gala. El abnegado explorador del Bermejo es un gran carácter, virtud descollante en el hombre que vale por sí mismo. Su ser moral le permitió sobrellevar contrastes y amarguras en más de 17 años de constante batallar en pos de un ideal, de una esperanza, de una convicción profunda de su espíritu”.

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