Un
ejemplo del espíritu emprendedor de la familia Roldán, que se suma al del
fundador Mariano, es el de uno de sus hermanos: Natalio.
Comerciante porteño, Natalio
Roldán, dedicaba todos los años algunos meses a explorar el Chaco, sumando más
de 20 excursiones a esa región inhóspita. Sus andanzas le hicieron descubrir
las posibilidades de la región chaqueña, de un enlace efectivo a través de los
ríos con los puertos del sur. Con el acompañamiento de su esposa Genara Núñez y
su hermano Rufino, fundó la "Compañía de Navegación a Vapor del
rio Bermejo.
Los conocimientos de Roldán sobre
la zona que bañaba el Bermejo eran muy amplios. En sus excursiones por esa
salvaje geografía, había afrontado el clima, la soledad, el aislamiento, la
naturaleza hostil y los indios, todo lo que justamente quería superar en forma
definitiva: terminar con la marginación de zonas riquísimas.
El Presidente de la Nación, Domingo
Faustino Sarmiento, le manifestó su voluntad de apoyarlo en cuanto fuera
posible.
Los argumentos utilizados, su
capacidad y empuje, la vitalidad con que afirmaba sus ideas, permitieron que Natalio
Roldan fuera venciendo resistencias, hasta que quedó constituida formalmente
la "Sociedad de Navegación a Vapor del río Bermejo" en 1869, para explorar el rio Bermejo, estudiar
su navegación y colonizar el Chaco.
Pero el capital reunido no
alcanzaba para tamaña empresa. Entonces apareció don Francisco P. Molina, cuyo
prestigio y capital permitieron reunir los fondos necesarios. También se sumó
con entusiasmo, un hermano de Natalio, Rufino Roldan.
Por Ley Nacional, en octubre de
1869, se otorgaba a los señores Roldan y Matti la concesión específica para
canalizar y navegar el Bermejo.
Natalio Roldan tenía instalada una casa de
remates en Asunción del Paraguay, y recibía mercadería que desde Buenos Aires
le enviaba su hermano Vicente. Contrataron técnicos e ingenieros y partieron
hacia el Bermejo en el primer barco que tuvo la compañía que, emulando a la
estancia de su hermano en el partido de Juárez lo llamó "Sol
Argentino".
En febrero de 1871, remontaron el
Paraná, entraron al río Uruguay, y al pasar por Humaitá recogieron a Natalio
Roldan que los estaba esperando, atacado de paludismo: regresaba de Asunción,
adonde habla ido a liquidar su negocio.
En marzo entraron al Bermejo,
iniciando con el turbio y traicionero río una lucha que se prolongaría años.
Una bajante comenzó a crearles dificultades al alcanzar la mitad del recorrido
prefijado. Faltaba profundidad, los bancos de arena hacían dificultoso el
avance, hasta que el vapor se detuvo hundida la quilla en la arena, en medio
del rio. El Ingeniero Page manifestó la absoluta imposibilidad de seguir
navegando: de hecho, consideraba fracasada la expedición. Pero Roldan tenía una
voluntad indoblegable: envió un Informe a la Compañía, a Buenos Aires, y él
partió en un bote hacia Fortín Rivadavia. Llegaron después de ocho días de
remar, agotados, sin víveres, habiendo soportado el ataque de los indios.
Con ayuda del gobierno de Salta y
refuerzos de Buenos Aires, Roldan
estableció su base de operaciones en tierra, dispuesto a vencer cualquier
obstáculo. Había que conquistar a los indios, a quienes la sola presencia de
los blancos irritaba. Pero Roldan sabía cómo tratarlos. Conquistó a los
caciques, demostrándoles que no llegaba en son de pelea, que sería su amigo.
Logró la colaboración de algunos indígenas para limpiar una pequeña parcela
sobre la costa, y les hizo significativos regalos. Aprendieron rápidamente el
manejo de palas, hachas, machetes, carretillas; instaló el campamento,
prosiguió los trabajos, se sumaban caciques y tribus. La desconfianza había ido
desapareciendo, comenzaron a respetarlo aún los más díscolos, hasta que todos
lo llamaron "patrón shilata Natalio": querido patrón Natalio.
El sistema le permitió contar con
casi dos mil indios trabajando en forma disciplinada, en diversos lugares y a
veces muy distanciados.
Ubicados los taponamientos que
impedían entrar las aguas al Bermejo, y los escapes, hicieron canales, abrieron
cauces, cerraron pasos. Normalizado el curso del río, el "Sol
Argentino" pudo salir de su varadura y alcanzar Fortín Rivadavia.
Llegaron de regreso a Buenos Aires
el 22 de febrero de 1872, casi exactamente un año después de la partida. El
viaje sirvió para demostrar la posibilidad de la empresa.
Al naufragar el último vapor de la
Compañía en el Bermejo en 1884, se cerraba un ciclo, una vastísima región del
país quedaba en el olvido, riquísimas zonas de al mar.
En la Fiesta de Gala en Homenaje a
Natalio Roldan, el 15 de Mayo de 1886 el Ingeniero Luis A. Huergo, Presidente
del Instituto Geográfico Argentino dijo: "Hay personalidades
descollantes que se conocen por sus nombres, y hay hombres que se conocen por
sus obras que la prensa divulga, a esta segunda categoría pertenece la noble y
modesta personalidad del ilustre compatriota que el Instituto recibe con
simpatía en este día de gala. El abnegado explorador del Bermejo es un gran
carácter, virtud descollante en el hombre que vale por sí mismo. Su ser moral
le permitió sobrellevar contrastes y amarguras en más de 17 años de constante
batallar en pos de un ideal, de una esperanza, de una convicción profunda de su
espíritu”.
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